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En esta serie  de nueve luchadores imaginarios la artista Bertha Cuéllar pintó elementos en los tatuajes, máscaras y fondos de diversas culturas y tendencias como tributo a la diversidad étnica y cultural. Primeramente, la máscara de “Kenji” nombre japones relacioando con fuerza y vitalidad, integra elementos del maquillaje de los “Kabuki” de la cultura japonesa, sin mencionar el pez koi y la bandera del sol naciente. Mientras que “Guerrero” integra elementos del México Prehispánico como es el tatuaje de Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, incrustaciones de piedras prehispánicas en la máscara y una interpretacion del calendario azteca en el fondo. Los personajes de “Crow” y “Neptuno” integran simbolismos místicos milenarios, como es el atrapasuenos y el tridente respectivamente. El primero representa la cultura indígena estadounidense y el segundo la mitología romana. En los personajes de “Aracnido” y “Colmillo” nos enfocamos en integrar elementos contemporáneos que deliberadamente asemejan a superhéroes modernos como Spiderman y Superman. Los martillos cruzados en el fondo de “Martillo” fueron inspirados por los utilizados por el grupo de rock “Pink Floyd” haciendo referencia a la música moderna. Por su parte “Jabari” significa valiente que en El suajili (lengua africana hablada en Tanzania y Kenia) haciendo clara referencia al continente Africano. Mientras que por su parte “Huracán” representa al México y la lucha libre de hoy, este personaje evidencia el “Orgullo Mexicano” con símbolos patrios, como el águila devorando una serpiente y carteles callejeros de funciones de lucha libre. 

Blue Demon, El Santo y Mil Máscaras

Huracán Ramírez

El taekwondoín mexicano Carlos Sansores, Juegos Olímpicos de París 2024

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El futbolista mexicano, Raúl  Jiménez, Wolverhampton, Liga Premier de Inglaterra

La Lucha Libre en México

 

La lucha cuerpo a cuerpo ha estado presente durante toda la historia de la humanidad, siendo esta una de las formas más antiguas de competencia deportiva. Historiadores creen que el predecesor de la lucha libre moderna fue la introducción de la lucha libre amateur en los Juegos Olímpicos de 1896. Sin embargo, la versión de lucha libre profesional, en su versión deporté-espectáculo, que es conocemos hoy, se originó a principios del siglo XX en Los Estados Unidos. En la actualidad los tres países donde es más popular La lucha libre son Estados Unidos, México y Japón. 

Con lo que se refiere a México, las primeras funciones de Lucha Libre profesional tuvieron lugar en los años 30’s gracias al promotor Salvador Lutteroth quien importo a un grupo de luchadores Norteamericanos, después de haber visto una serie de exhibiciones de “Wrestling” en El Paso, Texas. El 21 de septiembre de 1933 se llevó a cabo el primer espectáculo de lucha libre profesional en la en la actualidad se conoce como catedral de la lucha libre en México: La Arena México. 

En México La Lucha Libre está considera como todo fenómeno social, la cual es únicamente superada en popularidad por el futbol. La lucha libre mexicana tiene un estilo muy definido, con proyección internacional, gracias a sus vistosas acrobacias, y un folklor muy particular. Sin embargo, los dos factores más importantes hicieron diferenciarse a la lucha libre mexicana con respecto a de otros países fueron sus imaginativas máscaras y las míticas películas de Lucha Libre. 

La lucha libre en México no se puede conceptualizar sin sus imaginativas máscaras, mismas que reflejan la singularidad y riqueza de la cultura y el folklore de México. Pero curiosamente la primera mascará de lucha libre no cubría el rostro de un luchador mexicano sino de un estadounidense. Fe hecho, fue en el año de 1931 cuando Corbin James Massey, mejor conocido como “Maravilla Enmascarada” vistiera por primera vez una máscara de lucha libre en un combate en México.  La máscara que portaba era negra y lisa, en contratante con las imaginativas mascaras que hoy conocemos en la actualidad. Este luchador estadounidense empezó a escribir una historia que se volvería toda una tradición: Las máscaras de lucha libre.  Pero no fue hasta los años 50s donde se popularizó en uso de la misma con luchadores que marcaron toda una época como el Santo, Blue Demon. Mil Máscaras y Huracán Ramírez.  Por su misticismo, enigma y folklor, la máscara de lucha libre, ha trascendido al ring para convertirse en un símbolo de la mexicanidad a nivel internacional. 

Otro factor no menos importante que catapulto la popularidad de la lucha libre mexicana fue la llamada Época el Cine de Luchadores (1950-1980). Las películas de Lucha Libre llevaban a la pantalla grande toda clase de aventuras para salvar al mundo. Los luchadores se confrontaban con todo tipo de personajes quienes rondaban entre lo fantástico y lo terrorífico como vampiros, momias, monstruos, científicos locos e inclusive extraterrestres. Más aún, estas confrontaciones se llevaban a cabo desde los lugares más insólitos e imaginativos, desde el centro de la Atlántida hasta una nave extraterrestre, pasando por el castillo de Drácula. El cine de lucha libre, dio una doble condición de héroes a los luchadores, los cuales podían ser vistos en la arena y posteriormente en el espacio irreal del cine.  El cine de lucha libre es considerado como un cine de culto y un género cinematográfico dentro de la ciencia ficción y aun conserva fieles seguidores en México y Europa. De hecho, la Cineteca Nacional Francesa, que tiene la más grande colección de películas de Lucha Libre Mexicana

 Uno no puedo hablar del cine de lucha libre sin nombrar a la figura por excelencia de la lucha libre mexicana Rodolfo Guzmán Huerta, mejor conocido como “El Santo, El Enmascarado de Plata”,, quien protagonizó más de 50 películas, siendo la columna vertebral del cine de luchadores. De hecho, en la década de los 60’s se filmaron un total 50 películas de lucha libre en México, de las cuales 22 fueron protagonizadas por el santo. El Santo es considerado un verdadero mito de la cultura popular mexicana al nivel de Pedro Infante o Cantinflas. 

 La Lucha Libre en México forma parte de la identidad del mexicano, por eso mismo, en 2018  Lucha Libre fue declarada como Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México. 

 Ante la amenaza de la globalización y la homogeneización de los productos que consumimos, es necesario preservar las expresiones culturales que distinguen a los pueblos. La Lucha Libre es identidad. La Lucha Libre es cultura. La Lucha Libre es México. 

Rodolfo Guzmán Huerta “El Santo” y su Camino al Éxito

 

Es bien sabido que para que un luchador profesional tenga éxito, este deberá adoptar una determinada personalidad ficticia. Esta “interpretación” tendrá que incluir cosas como rasgos de personalidad, nombre apropiado, tono de voz, movimientos/llaves, atuendos y, en algunos casos, máscaras. Sin duda esta personificación  es una extensión de la persona misma  y por ello debe ser cuidadosamente planificada ya que puede ser la diferencia entre el fracaso y el éxito. 

Sin embargo no mucha gente sabe que el más grande luchador mexicano de todos los tiempos Rodolfo Guzmán Huerta “El Santo”, antes de personificar a ese icónico personaje intentó fallidamente con numerosos personajes hasta encontrar el camino que lo llevó a la fama internacional. “El Santo comenzó a luchar en 1934 como Rudy Guzmán y luego con una infinidad de nombres con los que probó suerte (Hombre Rojo, Enmascarado, Murciélago II y Demonio Negro, entre otros) hasta que en 1942, por sugerencia del referí Jesus Lomeli e inspirados en el personaje policiaco de cine “The Saint” adoptó el nombre de El Santo.” (En El Ring de la Historia, Orlando Jiménez Ruiz, Lucha Libre, Relatos Sin Limite de Tiempo Artes de México número 119 Pág 18) 

También apodado  “El Enmascarado de Plata”, Rodolfo Guzmán Huerta con su personaje “El Santo” fue el luchador más famoso de México. El Santo protagonizó más de  50 películas y es considerado como un referente de la cultura mexicana del siglo XX.  Más aún, sobre el ring, “El Santo”  peleó durante 4 décadas y  nunca fue desenmascarado.

La búsqueda insistente de Guzman Huerta por encontrar el personaje que le daría fama mundial nos hace recordar que el camino al éxito nunca es en línea recta y muchísimo menos fácil. Así mismo es un recordatorio  que siempre hay que estar atentos a cualquier sugerencia.

Un intento fallido nos lleva a entender que esa puerta no está abierta para nosotros e intentar otra. La perseverancia siempre ha resuelto y resolverá  todos los problemas de la humanidad. Las claves son creer en uno mismo, seguir adelante, aprender y claro… saber escuchar.

Rikidozan

Satoru Sayama, mejor conocido como el Tiger Mask original

Mil Mascaras

La Santísima Trinidad de la Lucha Japonesa:
Rikidozan, Tiger Mask y Mil Máscaras

Mientras que estudiaba  la preparatoria y la Universidad en Suiza y Francia respectivamente en los años 90 ‘s, hice muchos amigos japoneses e inclusive tuve un roomate de aquel país. Desde entonces siempre tuve mucha inquietud por visitar aquel país y en Octubre de 2024 por fin se me hizo y viaje a Japón con mi madre. 

Una de las cosas que más me llamó la atención de Japón, y muy en contraste con mi país México,  era que absolutamente todo estaba impecable. Las calles no tenían baches, los edificios todos bien pintados y sin ventanas rotas, la gente muy formal y elegante, y los niños sorprendentemente silenciosos y bien portados.  ¡Parecía que había aterrizado en otro planeta!  

 Yo sabía que en Japón  había una gran afición por la lucha libre, ya que sabía que era el tercer deporte más visto después de las artes marciales y el béisbol. Sin embargo, me causó mucha curiosidad entender porque en un país tan ordenado, limpio y formal, donde nada ni nadie parece romper las normas, había tanta afición a un deporte/espectáculo tan dramático, colorido y frecuentemente caótico como la lucha libre. 

La intriga me condujo a  investigar y  llegué a la conclusión que existen tres personajes, o más bien factores,  que impulsaron la popularidad de la lucha libre en Japón. Primeramente, fue el sentido de nacionalismo personificado por el luchador Rikidozan después de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial. Segundo por la popularidad de Tiger Mask, un personaje de anime transformado en una de las leyendas más grandes de la Lucha Libre a nivel mundial. Y por último, pero no menos importante, el Mexicano mas famoso en Japon, Mil Mascaras, y su influencia en la lucha libre de aquel pais. 

RIKIDOZAN, UN SUPERHÉROE MUY OPORTUNO

Durante la Guerra del Pacífico, entre Japón y los Estados Unidos, tras la Segunda Guerra Mundial, Japón sufrió la muerte de alrededor de 2 millones de soldados. Sin mencionar que se estima que un cuarto de millón de personas, en su mayoría civiles, murieron horriblemente durante el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki en 1945, acontecimientos que obligaron al ejército japonés a rendirse. No solo se obligó a Japón a desmilitarizarse, tras su derrota, sino que también el país fue ocupado por la fuerza por el ejército estadounidense. Sin duda, la derrota fue un gran golpe para la imagen de Japón y el pueblo japonés quedó desconsolado, profundamente humillado y resentido, por decirlo de una manera sutil.

Los japoneses necesitaban desesperadamente a alguien o algo que les levantara el ánimo, una razón de la que estar orgullosos. Entra Rikidozan, un ex luchador de sumo, que hizo su debut en la lucha libre en 1951, mientras Japón todavía se recuperaba de la devastación. Rikidozan derrotó al luchador estadounidense Lou Thesz y fue inmediatamente y simbólicamente percibido por el público como un superhéroe imparable, capaz de someter a los invasores extranjeros. Rikidozan no sólo tocó la fibra sensible, sino que también demostró al pueblo japonés que todavía tenía mucho de lo que enorgullecerse. Después de sus heroicas actuaciones, la lucha libre se convirtió en una tendencia popular

Rikidozan fundó más tarde la Federación Puroresu (término japonés utilizado para la lucha libre profesional. Además, en 2017, Rikidōzan fue incluido en el Salón de la Fama de la World Wrestling Entertainment, la mayor promoción de lucha libre profesional del mundo, como parte del ala Legacy.

“La legendaria carrera de Rikidozan dejaría un gran impacto en Japón, convirtiéndose en el primer héroe de posguerra que abrazó los ideales japoneses. Su fundación de la Japan Pro Wrestling Alliance en 1953 fue el punto de partida para el establecimiento del puroresu, o lucha libre profesional japonesa… allanó el camino para que empresas como New Japan Pro Wrestling se convirtieran en un fenómeno tanto nacional como mundial”. One Man, Two Stories: The Differing Legacies of Rikidozan Francisco Sanchez CALIFORNIA STATE UNIVERSITY 2023

TIGER MASK  DE PERSONAJE ANIME A UN HEROE/LUCHADOR DE CARNE Y HUESO A UNA MARCA ICONICA

Aparte de Rikidozan, otro luchador que impulsó a la lucha libre en Japón fue Satoru Sayama, un expertro en artes marciales, quien en 1968 adaptó un personaje anime llamado Tiger Mask, para convertirlo en una de las más grandes leyendas de la lucha libre a nivel internacional. Previo a la adaptación a la vida real, las historietas de Tiger Mask, eran publicadas semanalmente en la revista Shukan Shonen. La fábula se  basaba en el personaje ficticio de Naoto Date, quien por circunstancias de la vida era huérfano y fue obligado a pelear en los cuadriláteros con una máscara de tigre. Este personaje anime tuvo gran aceptación no solo por su ferocidad y valentía  en el ring sino también por el hecho de que, según la leyenda, destina todo el dinero que ganaba al orfanato donde vivió gran parte de su vida.  Este detalle tan consolador lo convirtió en uno de los héroes más apreciados en Japón, sino también en todo un fenómeno social. 

Usando sus habilidades en las atrtes marciales, Saturo Sayama, el tiger mask original, fue un innovador en la lucha libre. Cuando la lucha libre era principalmente un deporte “a nivel del suelo”, Sayama introdujeron maniobras aéreas nunca vistas en todo el mundo que dejaron a los oponentes, funcionarios y audiencias completamente desconcertados. Ver sus partidos era como echar un vistazo al futuro. 

Con el fin de alcanzar una mayor  audiencia, en 1981 los derechos del personaje de Tiger Mask fueron adquiridos por la promotora NJPW (New Japan Pro Wrestling) la segunda mas grande y lucrativa organizacion de lucha libre a nivel mundial. . La máscara de Tiger Mask, primeramente puesta en el ring por Saturo Samaya, ha sido utilizada como una marca por cuatro distintos luchadores, quienes han convertido a la figura de Tiger Mask en una de las personificaciones más emblemáticas y en este particular caso inmortales de la lucha libre a nivel internacional, una verdadera leyenda de la lucha libre. 

“El luchador aéreo revolucionario y desafiante a la muerte tomó el estilo de su ídolo de la infancia Mil Máscaras y, gracias a su increíble habilidad e ingenio, lo convirtió en su propio estilo, que cambió para siempre la lucha libre profesional para atletas de menos de 225 libras. En pocas palabras, la historia puede demostrar que el Tiger Mask original es, sin duda, el hombre más importante e influyente en la historia de la división de peso más ligero de la lucha libre”. historyofwrestling.com

Mil Mascaras, El Mexicano más famoso en Japón. 

En la década de los 60 ‘s luchadores enmascarados mexicanos de la talla de Hurancan Ramirez, Dos Caras, Tinieblas y Dr Wagner hicieron giras promocionales esporádicas en Japón. Sin embargo, el primer luchador mexicano que trabajó de manera recurrente en Japón fue Mil Mascaras. Protagonista de más de 20 películas y considerado como la primera estrella de nivel internacional de la lucha libre, Mil Mascaras debutó en Japón el 19 de febrero de 1971, derrotando a Kantaro Hoshino en Tokio. Mil Máscaras también fue uno de los primeros luchadores en presentar los movimientos de alto vuelo, como la plancha y el uso de la máscara en el ring enloqueciendo asi a los japoneses y  popularizando así el  estilo y folklore de lucha libre mexicana.

Por su contribución y promoción cultural entre Japón y México a través de la lucha libre Mil Mascaras fue condecorado con la Orden del Sol Naciente Rayos de Oro Y Plata por el Gobierno japonés en 2022.  Premio que también recibieron Clint Eastwood por su trabajo en el cine y a Bill Gates por su filantropía.

“Si alguien pregunta en Japón quién es el mexicano más famoso, sin lugar a dudas la respuesta será: Mil Máscaras” (Embajador de Japón en México Akira Yamada). 

“Es algo extraordinario que un gobierno extranjero me de una condecoración… Yo tengo 170 trofeos y 80 de ellos los gané en Japón. Pero más que los trofeos, es el aplauso que recibes de la afición el verdadero reconocimiento” Mil Mascaras

Desde la aparición de los primeros luchadores mexicanos en los años  60 ‘s, aparte de sus movimientos en el ring, sus máscaras de lucha libre tambien llamaron el interés del público japonés. Sin embargo,con el auge que Mil Máscaras tuvo en Japón no solo se incrementó  el entusiemso por luchadores enmascarados en general sino también el coleccionismo de máscaras mexicanas entre los aficionados.También es muy común encontrar en tiendas japonesas  variedad de productos, como playeras, libretas y calcomanías, con luchadores enmascarados mexicanos y las palabras “Lucha Libre” en español. Más aún es frecuente  llegar a también escuchar el término “máscara” de igual manera en español cuando se refieren a máscaras de lucha libre.

 

Gracias a la influencia que tuvo Mil Máscaras en la lucha japonesa numerosos luchadores japoneses y mexicanos han decidido cruzar el océano pacifico para foguearse en México y Japón respectivamente.  Hecho que ha enriqueciendo los estilos de lucha libre de ambas naciones. En la actualidad existen convenios de colaboración entre New Japan Pro Wrestling y el Consejo Mundial de Lucha Libre (la promotora de lucha libre profesional más antigua en México). 

Números luchadores mexicanos como Juventud Guerrera, Mistico, y Dr Wagner Junior se han lanzado a la aventura en Japón. Así como gladiadores japoneses como Tiger Mask, Jushin Tinder Liger y Último Dragón han hecho lo mismo en México. Todo esto fue gracias a Mil Macaras. 

 “Si no fuera por Mil Máscaras, no habría Jushin Liger, ni Último Dragón, ni Gran Sasuke hoy en día…” Satoru Sayama. Máscara de Tigre original

 

La Lucha Libre y la Obsesión Histórica de México con la Violencia y la Sangre

 

La lucha libre implica  una serie de emociones y elementos  los cuales la hacen fascinante para sus seguidores. Entre estos se encuentran la risa, las lágrimas, la venganza, la justicia, el dolor,  la violencia y la sangre.

Es  bien sabido que la lucha libre es un deporte-espectáculo el cual está hasta cierto punto amañado, no obstante  esto no impide que las cosas se vuelvan violentas rápidamente. El espectador sabe que todo forma parte de un guión. Sin embargo, durante el desarrollo del combate  hay un ingrediente en particular que cuando aparece cambia la percepción del público hacia lo que está viendo y este elemento es la sangre. Cuando la sangre brota, lo planificado se convierte repentinamente en algo veraz y palpable. Concretamente, la sangre es lo que conecta al observador de una manera muy primitiva con lo que está viendo en el ring. Sin lugar a dudas la sangre tiene un alto impacto emocional y es uno de los atractivos más macabros de la lucha libre en México.  “Sangre que te quiero sangre, sangre en las lonas, sangre en los rostros, sangre salpicando al espectador…” (Lucha Libre, Sin Limite de Sangre, Ricardo Guzmán).  Ciertamente  uno puede concluir que existe un vínculo muy estrecho entre el  espectador y el derramamiento de aquel vital plasma rojo. Habiendo dicho esto uno podría preguntarse si existe una sugestión social o histórica distintiva entre el mexicano y la sangre.

Es oportuno mencionar que México es uno de los países del mundo con más aficionados a la lucha libre y esto resulta curiosamente acorde con su historia tan violenta. Desde los sacrificios humanos de los aztecas y la conquista, hasta la actual guerra contra el narcotráfico, pasando por los enfrentamientos sociales de la revolución  uno puede rastrear elementos muy agresivos  y sanguinarios en todas las épocas de la historia de México. 

Es bien sabido que las antiguas creencias religiosas de los aztecas se basaban en complacer a sus dioses por medio de rituales, y  obtener recompensas por los mismos. Estas ceremonias se caracterizaban por su violencia y derramamiento de sangre. La creencia religiosa de los aztecas se basaba en que con el fin de mantener la operatividad del universo se necesitaba ofrecer sangre humana a los dioses. Se cree que cada año se sacrificaban miles de víctimas, en los templos religiosos aztecas.  Sin embargo, había todo tipo de rituales de derramamiento de sangre en el imperio azteca, desde abnegaciones donde el individuo se contrataba a sí mismo hasta los famosos sacrificios humanos. Entre estas liturgias estaban también las llamadas Guerras Floridas o Xochiyaoyotl. Estas ceremonias estaban basadas en que los guerreros aztecas capturaban prisioneros de pueblos distintos y estos eran forzados a enfrentarse a muerte entre sí mismos. Es oportuno mencionar que la lucha libre no está planeada para ser  a muerte, sin embargo impactantemente sí han habido casos de fallecimientos en el ring. “Sabemos que subimos al ring pero no sabemos si vamos a bajar”, es una frase de Máscara Año 2000 que quedó muy marcada dentro del gremio luchístico ya que en cada combate los luchadores se entregan para satisfacer al público con un buen espectáculo, pero también su vida la ponen en riesgo. (El Universal, 12 de Mayo de 2019)

Sombrías  palabras que conectan directamente  a la lucha libre mexicana con el Xochiyaoyotl practicado por los aztecas hace siglos. 

Las guerras floridas eran una batalla de sacrificio ritual muy macabro  donde se glorificaba la violencia, la muerte y el derramamiento de sangre. Curiosamente, uno puede referirse a la lucha libre actual de una manera muy escalofriantemente  parecida o idéntica.

El hecho de que la lucha libre sea tan popular en México en comparación con otras naciones, y el hecho que México sea un país tan históricamente  violento, vuelve fascinante preguntar: ¿Acaso existe una influencia prehispánica o disposición histórica de violencia en México?  ¿Está el derramamiento de sangre  y la muerte en el inconsciente  del mexicano? ¿Son Las guerras floridas o Xochiyaoyotl la semilla que sembró la obsesión por los enfrentamientos sanguíneos en  México? Nadie sabe ni sabrá la respuesta. Pero sin lugar a duda el Mexicano ha tenido siempre una estrecha relación histórica con el derramamiento de sangre y la violencia.

“La Lucha libre en México…. un reducto popular donde se encienden y tienen cobijo las pasiones inocultables….. Espectadores levantiscos que gritan: ¡Queremos sangre! Talvez para imaginarse los sacrificios del Templo Mayor; nombre que representan gruñidos de la rabia escénica y el estruendo sinfónico de la caída de los cuerpos” Carlos Monsivais 

Cuauhtémoc Cárdenas, candidato a la presidencia de México y Super Barrio

Super Barrio, el Terremoto de 1985 y la Lucha por la Democracia en México

 

El jueves 19 de septiembre de 1985 un sismo de magnitud 8.1 en la escala de Richter sacudió la Ciudad de México dejando una enorme ola de devastación y muerte. Sin duda, todos los que vivimos aquella tragedia quedamos marcados de por vida.  

Evidentemente, aquella terrible catástrofe generó  un caos generalizado y un sentimiento de impotencia entre los habitantes capitalinos. Sin embargo, este sentimiento  fue agravado por la minimización de la situación y pasividad de las autoridades ante tan escalofriante escenario. Dándose cuenta que el gobierno no era capaz de afrontar el problema a  la sociedad civil no le quedó otra opción más que autoorganizarse. 

Es posible, que uno de los asuntos más graves que dejó el sismo fue que los arrendadores querían utilizar el desastre como pretexto para que sus inquilinos desalojaran  sus propiedades, alegando que estas estaban dañadas por el sismo, y por consiguiente no eran habitables.  Como resultado de esto surgió un movimiento organizacional llamado “Asambleas de Barrios”.  Estas organizaciones fueron formadas con el objeto de defender a los inquilinos,  y al mismo tiempo forzar al gobierno a ampliar programas de construcción de viviendas populares, dada la escasez causada por el sismo.  De estas asambleas surgió como se frente publicó  un  colorido y enmascarado  personaje vestido de luchador llamado “Superbarrio”, el cual gozó de una enorme popularidad y aceptación en la sociedad.  Superbarrio  se encargó de defender a las familias más pobres de la ciudad de México y muchas veces evitó que fueran expulsadas de las casas que rentaban.

Es sumamente curioso  que un movimiento de izquierda a favor de la equidad social hubiera escogido a un  luchador enmascarado como su frente público y más aún en un país con un historial de corrupción tan denotado como México. Muy probablemente su gran popularidad se basaba en que  era visto por la población como un superhéroe. Cabe mencionar que el tema de la lucha libre está relacionado con la eterna lucha del bien y del mal, donde hay dos bandos históricos, los técnicos y los rudos. Al primer bando  los caracteriza el juego limpio y el honor mientras que  al  segundo se le distingue por las trampas y el deseo de ganar sin importar los medios. Ciertamente Super Barrio  pertenecía al primer grupo, luchando arduamente  por los menos favorecidos. Más aún el anonimato de superbarrio, dada su máscara de luchador,  implicaba que no representaba a un persona en particular  sino a un colectivo social lo cual daba fuerza a su personaje. Asimismo, las Asambleas de Barrios  al no tener una persona identificable como su frente, implicaba que  no podían ser corrompidas con dinero ya que nadie sabía la verdadera identidad de Superbarrio. 

Desde aquel sismo, Superbarrio alentó a la participación social  de la sociedad y fue parte de la lucha por la democracia en México. Inclusive llegó a ser  candidato a la presidencia de la república pero decidió  declinar a favor del Ingeniero Cuauhtemoc Cardenas en las elecciones de 1988. Definitivamente hubiera sido muy particular el que México hubiera tenido a un luchador enmascarado como presidente, y muy posiblemente  hubiera hecho un mejor trabajo que los presidentes corruptos e ineptos que hemos tenido desde entonces. 

Superbarrio ha permanecido como un emblema de oposición izquierdista en la política mexicana y ha sido la inspiración de movimientos populares en Brasil, Venezuela, Chile y Argentina.

Lucha Libre, un Experimento Social

 

La lucha libre es una mezcla muy precisa entre tragedia clásica, circo, deporte olímpico, comedia y teatro.  Sin embargo, al analizarla más detenidamente, uno puede percibir a esta menos como un combate entre contrincantes,  y más como una terapia colectiva.  En otras palabras, la lucha libre es la escenificación de la agresión,  la cual sirve como cauce de los impulsos agresivos del individuo y su hambre justiciera. 

La vida cotidiana está plagada de estrés y contrariedades mismas que son difíciles de exteriorizar  y mucho menos de una manera que esté socialmente permitida. Ciertamente, resulta muy difícil externar el cúmulo de sentimientos y frustraciones que cada individuo contiene dadas las contrariedades de su día a día. De una manera consciente o no, los espectadores acuden a la lucha libre para liberar el estrés, ya que no pueden hacerlo en ninguna otra faceta de su vida.  La pobreza, la inseguridad, la corrupcion. En México, por desgracia, existen muchas razones por las cuales la gente necesita una forma de desahogarse, una válvula de escape.  Sigmund Freud, en sus obras La Psicología de las Masas y El Malestar en la Cultura, advierte  que es necesario que las sociedades tengan medios para liberarse y de esa manera mantener cierto orden. 

Los teóricos del instinto como Freud y Lorenz también sugieren que liberar la agresión es bueno para nosotros. Liberar emociones fuertes de forma saludable se llama catarsis y produce un efecto depurativo. Por eso siempre nos sentimos mejor por dentro después de una buena carcajada o un buen llanto. La teoría del instinto dice que también nos sentimos mejor después de liberar la agresión. De hecho, al liberar la agresión, reducimos los impulsos agresivos que se estaban acumulando dentro de nosotros, haciéndonos menos propensos a perder el control. TEORÍA DEL INSTINTO DE LA AGRESIÓN. www.psychologywizard.net/

 Teniendo esto en cuenta, resulta interesante analizar cómo se transforma el comportamiento del individuo en determinados contextos.  Como sucede en todos los agrupamientos humanos, la conducta del individuo se altera  al formar parte de una colectividad, y las arenas de lucha libre no son la excepción.  La teoría de las masas indica que si un individuo está rodeado por un grupo de personas, es más fácil que este se deje llevar. De la misma manera,  en la lucha libre, es espectador, sintiéndose  protegido al formar parte de la concurrencia, da rienda suelta a sus sentires, impulsos y pasiones.   

“Una arena (de lucha libre) es como una iglesia, guardando la proporción.  A la iglesia se va a orar, y a la arena se va a sacar todo aquello que uno guarda” Fausto Zamora, Secretario General de la Comisión para la Lucha Libre. 

Adicionalmente, una de las peculiaridades de la lucha libre es que el público está considerado como parte indispensable del espectáculo. Los luchadores interpelan directamente a los reclamos del público y sus acciones provocan reacciones de repudio o apoyo entre los espectadores. Este diálogo está plagado del folklor, frases indecentes, y de doble sentido, muy características de la picardía del mexicano. Claramente, los gritos y reclamos del público sirven como una especie de terapia multitudinaria mucho muy ruidosa, colorida y expresiva.

“Este doble espectáculo (lo contemplado y quienes lo contemplan). Un público sin renunciar a los hábitos arduamente ganados de relajo y chacoteo, festeja el espectáculo… la autocomplacencia y carcajadas de una colectividad que se asoma a una reducción humorística de sus días y quehaceres” Carlos Monsiváis.

Más aún, ciertos espectadores llegan a agredir físicamente, no solo a otros espectadores, sino a los mismos luchadores. Sin lugar a dudas asistir a la lucha libre es toda una experiencia. 

Al tratar de analizar la relación entre los espectadores y los luchadores un poco más de fondo uno puede también percibir que hay un factor de retribución.  Los enfrentamientos de la lucha libre sirven como una válvula de escape, pero al mismo tiempo, son una representación de la permanente pelea por la supervivencia de las clases menos favorecidas en México. Los contrincantes que están luchando representan cada uno experiencias yuxtapuestas ocasionadas por un sistema económico arduamente  injusto, característico no solo de México sino del tercer mundo. Sobre el ring se establece así una analogía con la vida diaria donde son personificados los valores de la sociedad misma. El rico contra el pobre, el opresor contra el oprimido, el malo contra el bueno. El espectador, ve en uno de los luchadores a alguien en sus mismas circunstancias, peleando por lo justo, por lo que él se merece. Curiosamente,  el espectador se solidariza, no solo con el luchador, sino con el mismo, en una especie de retribución social indirecta. El combate entre luchadores representa, aunque sea de manera imaginaria y efímera, la oportunidad de hacer justicia, acto que llena de satisfacción al espectador.  En pocas palabras, la lucha libre es un teatro de  justicia y venganza, algo así como la decapitación de Luis XVI y Maria Antonieta en 1793 en La Plaza de la Concordia. Claro está, la lucha libre es solo una escenificación. Muy románticamente, el luchador vence a su despiadado opresor y convierte al luchador en el héroe de las masas al brindarles la  justicia que arduamente  anhelan.  De esta manera los luchadores son elevados a héroes de las masas en un universo simbólico e imaginario.

“La lucha libre mexicana es el espacio del desahogo colectivo, de la catarsis social; donde el chingón se encarna con musculatura de hierro en un ring de seis por seis metros, donde el hombre marginal condenado al ostracismo económico tiene la oportunidad de renacer como héroe de las arenas de concreto y se gana la admiración y el aplauso de la gente, a alcanzar su propia estatua en el barrio o el pueblo que lo vio nacer“ Octavio Paz (1914 – 1998) Mexicano. Premio Nobel de Literatura, 1990.

Sinceramente, ¿A quien no le daría gusto aplicarle el abrazo del oso,  a su jefe después de que él le llamara la atención por haber llegado 10 minutos tarde al trabajo tras sobrellevar varias irritantes e interminables horas en el tráfico?  

Uno puede concluir que la arena de lucha libre, en su totalidad, es un experimento sociológico donde el individuo acude para divertirse, pero al mismo tiempo liberar tensiones y saborear, aunque sea de manera momentánea, la retribución.

¿Acaso será asistir a una función de lucha libre mucho más eficaz que a una terapia con un profesional de la salud mental? ?¿La gente prefiere las emociones a los hechos?, y aún más interesantemente ….¿Puede el subconsciente distinguir entre ambos?

Paco Díaz Cuéllar

Graduado con una Licenciatura en Economía Internacional de la Universidad Americana de París en 1994.
                                        Miembro de Omicron, Delta, Epsilon                                           
Sociedad Internacional de Honor en Economía

 

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